La Heroína Chapina - Capítulo 2
II
Cuatro días después, aún me preguntaba ¿quién demonios era la shukela?. En la prensa apenas si apareció una nota de lo sucedido, una mísera nota opacada por la noticia de que encontraron siete cuerpos torturados en un terreno baldío camino a quién sabe dónde, o por la noticia “ya nada sorprendente” de que habían dejado en libertad a un funcionario narco que había cometido peculado y se había embolsado la nada despreciable cantidad de 37 millones (de dólares, no de devaluados quetzalitos, hago la salvedad) del erario nacional.
Bueno, indagué a mis compañeros de aula, de la tricentenaria universidad del Estado, unos ni me pusieron atención, otros hicieron bromas de que dejara de masturbarme la mente con una “heroína” fantasma, algunas de mis amigas se hicieron las locas cuando les pregunté. En fin que nadie sabía ni jota de la mentada shukela.
Ya de regreso al salir de clases, cuando tomé el bus para el periférico, cuando casi me estaba quedando dormido, recostado sobre la ventana, se subió un patojo que parecía albañil. No parecía, era albañil!!, todavía llevaba mezcla en su ropa y sus manos delataban el trabajo rudo de poner blocks, hacer zapatas y fundir terrazas sin el auxilio de MixtoListo. El recién llegado tripulante se sentó a la par mía, sacó de su mochila el Diario “La Prensa” y empezó a ojear las páginas.
Medio abrí mi ojo izquierdo cuando…¡madre mía!, un reportaje sobre la extraña mujer heroína. En un movimiento me erguí y casi le arrebato el periódico. Me contuve, voltee a ver hacia el otro lado, como si hubiera visto a un conocido. Ya me habían dicho que no sé disimular. El fulano me miró al principio con sorpresa, luego me hizo una cara de “…y a este que le pasa” (por no decir: ¡qué putas vos mano!). A dos cuadras de la estación donde tenía que bajar, la ansiedad sobrepasaba mi autocontrol. –tengo que ver que dicen de ella, le digo que me la preste, no se lo digo, le digo, no se lo digo… Yaaaa dilo que me desesperas!!!!. – Mano, me presta su prensa?. Otra vez la mirada, con recelo me la dio. A ver dónde estaba, qué página era… uyyyy que chavona ésta, ala, a éste sí que lo hicieron mierda, pobre ancianito… que policías más huecos, aquí está; el titular decía: extraña mujer desafía al crimen organizado. Bla bla bla bla bla bla… hace unos días la policía nacional civil capturó a dos hombres de mediana edad, quienes fueron vapuleados luego de intentar robar una tienda en el sector X de la colonia Z. Refiere la dueña que ambos entraron a robar cuando una mujer compraba unos tortrix´s (que chulo tu chucho vos colocho!!!). Cuando ambos se disponían a vaciar la tienda, la mujer en un abrir y cerrar de ojos ya los tenía en el suelo, lamiendo el polvo del piso en el humilde comercio. Cuando uno de ellos se disponía a devolver el golpe, nuestra protagonista le propinó un reverendo trancazo en la nariz (la sangre brotaba como chorro de asentamiento..), le agarró el brazo y se lo torció sobre la espalda, en ese momento crujieron los huesos y la mujer se puso como loca. Unos minutos después estaban tirados en media calle, rodeados de los vecinos del sector quienes reconocieron al “chucho” y al “Tomás”, dos mareros que ya habían hecho antes sus fechorías por el lugar. Cuando llegó la PNC nadie supo dar cuenta de lo sucedido, sólo la señora dijo que fue “un ángel caído del cielo” quién le salvó la vida, algunos testigos dijeron que habían reconocido a la muchacha, y que trabajaba en una de las maquilas koreanas del sector industrial.
… Pero y entonces, qué más, no decía nada más, me lleva la chingada. Estaba tan absorto que cuando me di cuenta ya estaba llegando a la zona uno y ahora no era porque me había quedado dormido.
Cuatro días después, aún me preguntaba ¿quién demonios era la shukela?. En la prensa apenas si apareció una nota de lo sucedido, una mísera nota opacada por la noticia de que encontraron siete cuerpos torturados en un terreno baldío camino a quién sabe dónde, o por la noticia “ya nada sorprendente” de que habían dejado en libertad a un funcionario narco que había cometido peculado y se había embolsado la nada despreciable cantidad de 37 millones (de dólares, no de devaluados quetzalitos, hago la salvedad) del erario nacional.
Bueno, indagué a mis compañeros de aula, de la tricentenaria universidad del Estado, unos ni me pusieron atención, otros hicieron bromas de que dejara de masturbarme la mente con una “heroína” fantasma, algunas de mis amigas se hicieron las locas cuando les pregunté. En fin que nadie sabía ni jota de la mentada shukela.
Ya de regreso al salir de clases, cuando tomé el bus para el periférico, cuando casi me estaba quedando dormido, recostado sobre la ventana, se subió un patojo que parecía albañil. No parecía, era albañil!!, todavía llevaba mezcla en su ropa y sus manos delataban el trabajo rudo de poner blocks, hacer zapatas y fundir terrazas sin el auxilio de MixtoListo. El recién llegado tripulante se sentó a la par mía, sacó de su mochila el Diario “La Prensa” y empezó a ojear las páginas.
Medio abrí mi ojo izquierdo cuando…¡madre mía!, un reportaje sobre la extraña mujer heroína. En un movimiento me erguí y casi le arrebato el periódico. Me contuve, voltee a ver hacia el otro lado, como si hubiera visto a un conocido. Ya me habían dicho que no sé disimular. El fulano me miró al principio con sorpresa, luego me hizo una cara de “…y a este que le pasa” (por no decir: ¡qué putas vos mano!). A dos cuadras de la estación donde tenía que bajar, la ansiedad sobrepasaba mi autocontrol. –tengo que ver que dicen de ella, le digo que me la preste, no se lo digo, le digo, no se lo digo… Yaaaa dilo que me desesperas!!!!. – Mano, me presta su prensa?. Otra vez la mirada, con recelo me la dio. A ver dónde estaba, qué página era… uyyyy que chavona ésta, ala, a éste sí que lo hicieron mierda, pobre ancianito… que policías más huecos, aquí está; el titular decía: extraña mujer desafía al crimen organizado. Bla bla bla bla bla bla… hace unos días la policía nacional civil capturó a dos hombres de mediana edad, quienes fueron vapuleados luego de intentar robar una tienda en el sector X de la colonia Z. Refiere la dueña que ambos entraron a robar cuando una mujer compraba unos tortrix´s (que chulo tu chucho vos colocho!!!). Cuando ambos se disponían a vaciar la tienda, la mujer en un abrir y cerrar de ojos ya los tenía en el suelo, lamiendo el polvo del piso en el humilde comercio. Cuando uno de ellos se disponía a devolver el golpe, nuestra protagonista le propinó un reverendo trancazo en la nariz (la sangre brotaba como chorro de asentamiento..), le agarró el brazo y se lo torció sobre la espalda, en ese momento crujieron los huesos y la mujer se puso como loca. Unos minutos después estaban tirados en media calle, rodeados de los vecinos del sector quienes reconocieron al “chucho” y al “Tomás”, dos mareros que ya habían hecho antes sus fechorías por el lugar. Cuando llegó la PNC nadie supo dar cuenta de lo sucedido, sólo la señora dijo que fue “un ángel caído del cielo” quién le salvó la vida, algunos testigos dijeron que habían reconocido a la muchacha, y que trabajaba en una de las maquilas koreanas del sector industrial.
… Pero y entonces, qué más, no decía nada más, me lleva la chingada. Estaba tan absorto que cuando me di cuenta ya estaba llegando a la zona uno y ahora no era porque me había quedado dormido.
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